Con ergonomía se entiende el diseño de lugares de trabajo de modo que coincidan con las características y necesidades de los empleados. Pasar la jornada en un ambiente saludable es algo fundamental para garantizar la eficiencia y productividad de las personas.
Sin embargo, el avance de la tecnología ha fomentado formas de trabajo que, pese a que no requieren esfuerzo físico, sí que pueden fomentar molestias y enfermedades que pueden derivar en una mala ejecución de las actividades a realizar y la productividad. Ejemplo de ello son las largas jornadas sentados frente al ordenador, que pueden ocasionar molestias en la espalda y dolor de cabeza si el ambiente no es el adecuado.
Cabe destacar, aún así, que la ergonomía y la importancia de pasar la jornada laboral en un ambiente saludable es algo que se tiene cada vez más en cuenta en las empresas debido a la implementación de políticas de prevención de riesgos laborales.
Por tanto, el área de trabajo debe estar ajustada a las necesidades de los trabajadores para garantizar su bienestar y eficiencia, cubriendo así tanto las necesidades de la empresa como las de la persona que desempeñará su función en ella. Para ello se deberán tener en cuenta aspectos como la iluminación, los materiales que se utilizan para la construcción, las instalaciones, el espacio, el número de puestos de trabajo y, por ende, las necesidades físicas y fisiológicas de la persona en cuestión.
La iluminación, por ejemplo, es uno de los aspectos esenciales. Gracias a la cantidad adecuada de luz en el momento idóneo se incrementa la productividad y se reducen posibles errores. Una iluminación inadecuada puede afectar negativamente a la capacidad de atención y alerta, lo que además de un bajo rendimiento laboral puede generar problemas de visión, cansancio y otros problemas de salud.
También influye el espacio. Cuando trabajamos en un óptimo espacio de trabajo estamos potenciando nuestra salud emocional. Se ha demostrado que las áreas cómodas mejoran la salud en un 20% y la felicidad de los empleados en un 24%. Mientras que los niveles de productividad aumentan entre un 15 y 35%.